abril 20, 2008

LA VERDAD SOBRE EL CONCEPTO DFyD



Es tiempo ya de aclarar algunas cosas acerca del Concepto DFyD.

- No es verdad que el Señor Alejo Salem y quién esto firma hayamos renunciado al Concepto DFyD, y mucho menos por presiones del Comando Mocho (no nos hacen ni cosquillas).

- No es verdad que vivamos ebrios y que seamos ateos (anoche fuimos a una misa y no probamos el moscato. Además, sabemos que vivimos de milagro).

- No es verdad lo del estupro (nunca se probó nada).

- Y, fundamentalmente, no es verdad que la agencia de detectives del Concepto DFyD, que junto a Salem dirigíamos con maestría, haya fracasado por nuestra culpa. Lo que sucedió, cabe aclararlo, es entera responsabilidad del Comando Mocho. Me permito a continuación contar la historia de Los Silenciosos, tal cual la conté durante el juicio, no sin lograr el bostezo unánime.


Los silenciosos



Contratamos al Comando Mocho porque nos extorsionaron. Uno de ellos, Carmelo Capazzo, se enteró por su tío – que en esa época era policía- los detalles de una importante investigación. Durante un asado familiar el tío le narró a Capazzo, mientras éste le llenaba la copa una y otra vez, que estaban cerca de atrapar en esta misma ciudad a “Los silenciosos”, la conocida banda delictiva que se caracterizaba por perpetrar sus robos a bancos sin decir una sola palabra. La policía creía que el silencio era porque se trataba de una banda formada por ex empleados bancarios de distintas sucursales que para no ser reconocidos por sus otrora compañeros, durante los asaltos se cubrían el rostro y no emitían sonido alguno.

Ahí, según el propio Carmelo Capazzo, que siempre había querido ser policía –y héroe -, tuvo “una corazonada”. El tío no aportó más datos debido a que se desplomó en la punta de la mesa y pasó el resto de la tarde durmiendo en el piso.

Capazzo contactó a Ezequiel Guernica y juntos vinieron a extorsionarnos. Para realizar su investigación necesitaban estar en una agencia legal. Como expuse durante una de las audiencias, la nuestra era perfectamente legal (gentileza del ex diputado Eliseo Aon) aunque jamás resolvimos un solo caso particular (el del marido despechado tuvo un final incierto –cobramos el total de los haberes presupuestados, si- porque la mujer tenía una gemela y nunca pudimos determinar, por más que nos involucramos alternativa y simultáneamente, cuál de las dos era la adúltera esposa).

Lo cierto es que a fuerza de amenazas de publicación de fotos y videos, accedimos a incorporarlos a la agencia. Pedimos los negativos y las grabaciones a cambio y algo más: una garantía, un seguro. Capazzo estaba tan entusiasmado en resolver el caso y convertirse en uno de esos detectives de película que ofreció entregarnos la escritura del departamento que heredó de su abuelo. Nos dio no sé que decirle que no, Su Señoría; lo vimos con tanto fervor…

Firmados los papeles correspondientes, nuestros ahora empleados empezaron a trabajar. Compraron pipas, sombreros y lupas y de dispusieron a seguir “la pista más sólida”, que según ellos y sus corazonadas, no era la que la policía investigaba hacía meses. Capazzo sostenía que se trataba de un grupo muy particular que él mismo conocía desde la infancia.Durante siete semanas montaron guardias, siguieron personas, interrogaron a comerciantes e integraron larguísimas colas en distintos bancos sin lograr el más mínimo avance.-¡Objeción! –gritó Capazzo en el juicio, queriendo aclarar que al menos había logrado cierta simpatía con una cajera que le tramitó una tarjeta de débito, pero el Juez le ordenó silencio y me invitó a seguir con mi testimonio.

Una noche, mientras con Salem jugábamos a los dardos en la oficina, entraron a la carrera Guernica y Capazzo –yo acababa de hacer un centro de colección que Salem juró no haber visto-. Entre jadeos, nos contaron que tenían identificada a la banda y el lugar en donde se reunían. Según ellos, el “aguantadero” se trataba de una casona vieja frente al mar, cerca del centro de la ciudad. En un acto de osadía que nos sorprendió, Guernica dijo que había vendido el auto de su padre para comprar un sistema de micrófonos inalámbricos que instaló en dicha casona cuando, luego de horas de guardia, vieron salir a todos los sospechosos (luego Capazzo aclararía que los siguió hasta que entraron en un local de venta de productos de cotillón). Supimos también que Capazzo le informó a su tío sobre el hallazgo y las “contundentes horas de grabación de audio” que “no dejaban ninguna duda”.

Es verdad que al día siguiente nos fuimos de vacaciones con Salem, pero eso responde a que estábamos agotados de tanta actividad y queríamos cambiar un poco de aire para poder escribir en paz. Antes de tomar el avión, despedimos vía telegrama a Capazzo y a Guernica de la agencia porque nunca nos cayeron bien.

El resto, Señor Juez, nos lo enteramos ya en nuestro lugar de descanso y es historia conocida por la opinión pública: El tío de Capazzo, que peleaba por un ascenso y creyó que con este caso lo lograría, movilizó a todas las fuerzas de seguridad nacional, hubo un operativo pocas veces visto en nuestro país, que incluía dos lanchas para impedir la fuga marítima y un helicóptero sobrevolando el lugar, además de los 300 hombres especializados. Armas, chalecos antibalas, gases lacrimógenos, altavoces, transmisión en directo por los principales canales de noticias (los convocó Capazzo)… y el increíble desenlace.

Por último, si se me permite, quisiera decir que a lo mejor deberían haber analizado las pruebas con las que Capazzo alentó a su tío. Porque quién le saca el mal momento pasado a esos chicos sordomudos que estaban festejando en la casona el cumpleaños de uno de ellos, y que fueron bochornosamente arrestados. Cómo van a tomar como prueba una grabación en la que sólo se oyen aplausos, y que Capazzo supuso por ello que festejaban el éxito de un nuevo golpe dado.


Por cierto, el día en que en esta ciudad se llevó a cabo el impresionante operativo, en la capital se produjo, a la misma hora, el mayor robo a un banco de la historia de nuestro país.

julio 19, 2007

¿QUÉ HACEMOS SIN EL MAESTRO?


Hoy es un día de mierda: se fue ROBERTO FONTANARROSA
"De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro"